martes, 1 de diciembre de 2009

A Teresa Morán
(habla su espíritu a través de los objetos con tizas pastel)


Cuando te ausentas, acaricio el aire.
Y, a veces, he tropezado con otro rostro.


Un corazón en una red.
Una ojera estrangulada.
Dedos entre barrotes.
Pubis partido en dos.
Y tu beso de cometa,
de tréboles o de cascada me llega
no importa seas la chica pintora y no él.
Dando sol a tanto roto que dejó la polvareda
esa noche en que nos entorpecimos los dos.


Marina Caballero
Del poemario Desde la quietud

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