miércoles, 9 de diciembre de 2009





DESDE LA QUIETUD
(2002-2004)
Selección



Estabas tú. Centinela de colinas verdes.

Lo viste bello. Y quisiste el paisaje.
Eran dunas en el amanecer tibio.
Cúspides teñidas de mora o de castaño.
Planicies en calma y laderas queriendo acunarse.
Recodos asentados en una dulce pereza.
Sombras de misterio sobre el valle fértil.
Cómo no llegarse hasta la cueva honda y recorrerla.
Aspiración o embeleso.
Que a tu paso palpitara la tierra
con temblores de fuego y de savia.
Entrañas salvajes atrapando la vida
mientras el tiempo se plegaba inerme.
Luego afuera
el aire en reposo
y tu cuerpo callado sobre un campo de pensamientos.
Ese paisaje era yo.
Al otro lado de un frío cristal. Tu ventana.

…. …. …..

Lo sé.
Mientras tanto,
dibujabas mi perfil desnudo sobre la almohada
.

De mi cama a la tuya,
todo el espacio acharolado de luna.
Toda la espera golpeando cristales.
Pestañas sin sueño,
entre el quebranto y la gloria,
con la imaginación a punto de desbocarse.
Ahora me invento tu casa abierta
para pasar de mis sábanas a las tuyas.
Ese suspiro, esa postura, ese sueño.
Junto a ti recupero a la doncella de quince años que estrena lujuria.
De tu mano juego a la mujer ligera que se abre entre encajes.
Aquellas eran de tus libros. O de tus ganas.
Yo soy de carne
y mi rubor resbala por la colcha.
Desnudaré tu piel vestida de costumbre
con la emoción de caricias nuevas.
Y así los roces.
Y así los besos.
Hasta que... Escucha:
Dejemos delicias pendientes para otra noche de terciopelo,
que ahora
entre mi cama y la tuya
queda una calle quieta sin pasos ni luces
contagiando su frío.

.... …. ….

Y luego ¿qué?
Se quedó sin historia
como rutina de agua.

Ya no palpita el agua del río.
Aquella voluptuosidad de ondas,
tras el arrebato dorado y verde.
Se quedó la historia quieta
como la mía:
Inútiles cartas,
miradas,
dulzuras.
Inútiles angustias,
llamadas,
besos.
Inútiles esperas,
Inútiles sueños.
Quedaron sólo lágrimas colgadas de un puente. También inútiles.
Y la barca anclada en el río.


Marina Caballero
Foto: Andrés P. Llorente

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