Ella se mostró al desnudo, inocente y confiada, ante cientos de pares de ojos que la escudriñaban: pupilas gélidas, morbosas, circunspectas... Ella
Horrorizada, ella se desvaneció. El estupor corrió por la sala. Voces. Luces. ¿Qué le había pasado?, se preguntaban. Cuando varios de aquellos seres se acercaron para averiguar lo sucedido, se encontraron con la película aún caliente, velada por completo.
Marina Caballero
Fotografía de Man Ray, 1923.