viernes, 20 de noviembre de 2009

Retrospectiva














CASA DE CERVANTES. VALLADOLID
MAÑANAS DE LA BIBLIOTECA
Programación mayo 2007
12:00 h Domingo 6

PRESENTACIÓN DEL LIBRO:
Asida al instante de Marina Caballero,
a cargo de Carmen Isabel Santamaría

La primera parte de este libro se titula La niña de cristal. Es la voz de la madre y su recorrido poético por las presencias, también ausencias, de una hija adolescente.

Dos de estas secuencias:

Cuando sucumbes,
acoges los cuidados.
Te vuelves mansa.
Es la era de los mimos, la flauta, tu tarareo.
Y en la pausa
el reloj acompasa tu sueño y mi niebla.
Cuando te vence la vida,
envuelves tus derrotas en el edredón de la infancia, que cobijó juegos,
miedos.
Por fin estás aquí,
y regresa la niña que no te quiere abandonar
(aflora bajo el khol de los ojos)
pese a que tú la rechazas.

... ... ...

Aquel gorrión muerto. O ese gato enfermo.
Te sale al paso el frío de la vida.
Y te encoges.

La segunda parte se titula Cuando la vida regresa: una mujer mayor reconsidera su vida y regresa a instantes que siguen presentes, porque no han sido olvidados; y como de la mano también regresan días, años...

Poema VI

Aquellos meses los vivía a solas.
Y a veces
su dolor de mujer puso tregua a la colada.
Luego el dolor cesó
y las sillas de madera supieron de su espera
mientras la ilusión bordaba y tejía.
Para entonces la ausencia del hombre ya no golpeaba la puerta.
La costumbre le había puesto silencio.

Poema XII

La madre volvería con los años.
Para recordarle el vaso de leche en cada madrugada.
Era cuando la vida se quedaba corta.
Y ella desenvolvía los errores.
Tenían briznas de hierba como lazos
y el papel de seda de una costurera.
Ahora cada cosa o ser se hace oír
en una lenta expiación que no acaba.
Pudo ser otra historia.
Sí, otra vida antes de que llegaran las arrugas.
Pero ¿a qué negar la vieja cosecha?

El libro concluye con De otros días. Son poemillas escritos siguiendo el discurrir natural de las estaciones. Responden a sensaciones mías o reflexiones tan diferentes a lo largo de aquellos días y tan diferentes a lo largo de un solo día.
Algunos de estos breves poemas:

Se apasiona el otoño...
Y me precede una lluvia espesa de hojas
doradas por el último sol.
... ... ...
El ruido acalla
un silencio que delata.
... ... ...
Mujer dormida.
Que retorne la tersura del pétalo.
O envejecerá.

Texto: Marina Caballero
Foto: Ana Barón

martes, 17 de noviembre de 2009


En aquella calleja de un cine olvidado, dos seres perdidos...


Tus manos buscaban mis rincones.
Rincones sin lluvia para el hombre que tenía frío
aun con el abrigo puesto.
¿Ves el hielo que rompe los cristales?
Llegabas casi sin deseo. Los sueños se quedaban en el cine.
Apenas la curiosidad de abrir otra puerta.
Ya no sonaban carruseles.
¿Quién hundió los colores en el fango?
Buscabas mis rincones casi sin adornos.
Maltratados por el tiempo. En abandono.
Con la última verbena
quedó la última bombilla.
También el hueco para guarecer
al único refugiado
al resguardo del viento que soplaba cerca.
Poco importaban los nombres.
Ni había ganas para dichos. Ni sitio para historias
que retienen mejor los panteones.
Mira las sonrisas huecas de un cartel que perdieron su vigencia.
Tú te apretabas contra mis rincones.
Cual lisura de un estreno sin pintadas.
Hacías tuyos sus aromas
arrancando locuras a la noche.
Era la ruta de fuego que incendiaba cada curva hasta el estallido.
Golpeteo de un corazón. Retumba en las ventanas.
Luego venía el silencio
para arropar a la ternura con su capa.
Minutos
que ojalá fueran horas
porque la escarcha cubría ya los tejados.
¿No oyes el despertador? Está rompiendo los sueños...
De pie la ciudad
tenías que marchar.
Olvidando la piel, el sopor.
Con la borrachera en las pisadas.
Y según te ibas,
el tatuaje de tu sombra quedaba en mis rincones.
Aquellos rincones sin lluvia.
Ahora bañados con racimos de soles.


Marina Caballero del Pozo