El poeta entre la tierra y los sueños
Evoquemos por unos instantes la Arcadia. Aquella región montañosa y con bosques del antiguo Peloponeso que los poetas griegos, latinos y también renacentistas ensalzaron e idealizaron.
Ya desde Virgilio, en sus ficciones, ellos describían la Arcadia como un lugar bello donde habitaba la inocencia, inocencia sin artificios, y la felicidad.
Sin embargo, los parajes habituales del poeta, esos par
ajes interiores que habitan sus sentamientos, no son tan apacibles. Ni siquiera entonces lo fueron. Y así lo sentí en mi viaje reciente al encuentro de los poetas antiguos. Hallé a Anacreonte no tan embebido como otras veces en sus canciones ligeras de amor y vino. Por el contrario, él se dolía de su propia vejez. Aquella muchacha de sandalias de colores…
…Pero ella, que es de la bien trazada Lesbos,
mi cabellera, por ser blanca, desprecia,
y mira, embobada, hacia alguna otra.
También visité a Safo cuando ella componía un canto de bodas por encargo, mas su tono festivo se trocó en lamento al recordar la partida de una amiga y su lecho vacío.
… Y media la noche,
la hora pasa,
y voy a acostarme sola.
Finalmente acudí a Roma para escuchar a Catulo, considerado por muchos como el mejor poeta lírico latino. Él me recibió arremetiendo sin pelos en la lengua contra su amada infiel.
¡Malvada, ay de ti! ¡Qué vida te espera!
¿Quién se te acercará ahora? ¿Quién te verá hermosa?...
Aunque, tras el desahogo, se entregó al deleite que le inspiraba un bello lugar.

Ya desde Virgilio, en sus ficciones, ellos describían la Arcadia como un lugar bello donde habitaba la inocencia, inocencia sin artificios, y la felicidad.
Sin embargo, los parajes habituales del poeta, esos par

…Pero ella, que es de la bien trazada Lesbos,
mi cabellera, por ser blanca, desprecia,
y mira, embobada, hacia alguna otra.
También visité a Safo cuando ella componía un canto de bodas por encargo, mas su tono festivo se trocó en lamento al recordar la partida de una amiga y su lecho vacío.
… Y media la noche,
la hora pasa,
y voy a acostarme sola.
Finalmente acudí a Roma para escuchar a Catulo, considerado por muchos como el mejor poeta lírico latino. Él me recibió arremetiendo sin pelos en la lengua contra su amada infiel.
¡Malvada, ay de ti! ¡Qué vida te espera!
¿Quién se te acercará ahora? ¿Quién te verá hermosa?...
Aunque, tras el desahogo, se entregó al deleite que le inspiraba un bello lugar.
Y así, tantos otros, desde entonces hasta nuestros días. Dudas, contradicciones e incluso sus autocríticas. El poeta ante el espejo y dentro de su laberinto. El poeta entre el fuego y el frío. Unas veces asiéndose a las cosas, a los objetos, o a la misma naturaleza y sus seres vivos, buscando reconocerse en ellos o utilizándolos para explicarse. Y otras veces simplemente ocupando con sus propias preguntas el entorno vacío. Y todo ese arrebato, esa lucha interior impregnando trazos sobre un papel, palabras que intentan ser arte.
La emoción del arte.
Marina Caballero
Fragmento presentación Jornadas Literarias (2004). Casa Revilla, Valladolid.
Ilustraciones: