lunes, 17 de enero de 2011









El recién llegado


Llamaron a la puerta. Ella reconoció los bajos del pantalón y sus zapatos de hombre a través del rectángulo acristalado. Abrió trémula. Él la miró con semblante apacible, incluso sumiso. Entonces la mujer se dio cuenta de que no era su verdadero rostro y sí una falsa piel de látex que llevaba sujeta a los bordes de la cara.
–¿Por qué te has puesto una máscara?
–Me encuentro mal –replicó gélido, y se la arrancó mostrando la verdad de su rostro hostil, casi dañino–. A ti, en cambio, se te ve con buen aspecto. Decías que estabas indispuesta...
Ella sintió su reproche, el odio en aquellas oscuras pupilas y balbuceó:
–Y era verdad…, no estoy… Me he maquillado un poco… ¿Por qué no intentamos llevarnos bien?
Como un espectro siniestro, él se adentró por el pasillo de la casa.

Marina Caballero
Ilustración: Reproducción prohibida, 1937. René Magritte.