martes, 19 de octubre de 2010


Retazos de un desamor













Con cada prenda puesta,
me iba despojando de la sensualidad
que animó mi carne…


Nos dábamos el frío de las paredes blancas.


Cuando las palabras no sacian
y los hechos parecen luminarias fundidas,
queda a mano la perversión en las pequeñas venganzas.


De duelo. Estaba de duelo.
Porque me quedé sin sus posturas.


Pudimos juntar las lágrimas...



Marina Caballero.
Ilustración: Idilio 1931. Tamara de Lempicka. Colección privada.